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La pobreza como determinante de los niveles de salud.

En primer lugar, la relación entre pobreza y salud no es algo nuevo y ha sido analizada desde diferentes perspectivas a lo largo del último siglo. Desde fines del siglo XX las relaciones entre pobreza y mortalidad infantil quedaron claramente establecidas. Pocos se atreven a desconocer las diferencias entre niveles de salud entre países de bajos ingresos económicos y países ricos. No obstante, cuando se analizan los determinantes de salud en grupos específicos dentro de una población (como es el caso de las naciones o pueblos indígenas) la interpretación epidemiológica convencional que se hace sobre las relaciones entre etnicidad, pobreza y salud resulta por lo general en una sobresimplificación, con frecuencia engañosa, por la que se afirma que los indígenas son pobres y los pobres son menos saludables  y se enferman o mueren con mayor frecuencia , porque son (por una u otra razón) privados de las condiciones materiales indispensables para preservar y mantener un buen estado de salud (por ejemplo, una nutrición balanceada , agua potable y vivienda adecuada, un medio ambiente limpio, acceso a educación y servicios de salud, etc.).

Hoy existe suficiente evidencia en la literatura científica más o menos reciente para poder comprobar que el “modelo materialista” de salud, enfermedad es no sólo una sobresimplificación, sino que resulta insuficiente para poder explicar las diferencias en el nivel de salud entre los distintos subgrupos y clases sociales de una población determinada.

Las relaciones entre pobreza y salud son más complejas de lo que se pensaba originalmente y hoy debemos plantearnos nuevas preguntas sobre esta relación. ¿Qué es lo que puede explicar mejor las diferencias encontradas en el nivel de salud y entre  los distintos subgrupos (por ejemplo, indígenas) de una población determinada?, ¿es simplemente  la “pobreza” o la marginalidad o la deprivación material? ¿o existe algo más?, ¿ qué otros factores entran en juego, como por ejemplo, la selección genética, el nivel inmunitario, el trauma o el grado de exposición al estrés o la contaminación del ambiente?, ¿cuál es el rol que juegan los factores psicosociales :estatus y grado de cohesión social, densidad y calidad de la red y estructuras de soporte?, ¿cómo se relaciona la pobreza con la enfermedad mental?, ¿cuáles son los modelos o paradigmas disponibles para analizar los determinantes de salud y enfermedad mental a nivel intelectual y colectivo en la América Latina?

En segundo lugar, la desesperanza o la impotencia es en gran parte creada y sostenida por un discurso de degradación social. El proceso de colonización, seguido por la aparición de las repúblicas y el estado-nación y más recientemente la globalización en escala planetaria, han contribuido sin lugar a dudas a la degradación y desintegración social de los pueblos indígenas, a la par de generar y sostener entre éstos. Hoy, la gran mayoría de los indígenas latinoamericanos, invariablemente ocupan los escalones más bajos en la estructura jerárquica de las sociedades nacionales respectivas.

El contexto caracterizado por pobreza, impotencia y desintegración social, permite entender mejor el deterioro de la situación de salud de los pueblos y en particular de la salud mental. Pero cualesquiera que fueren los factores sociales y culturales que se encuentren en la secuencia de causas y determinantes “rio arriba”, en algún punto del “rio abajo” se deben encontrar además los procesos biológicos que enlazan los determinantes del macrocontexto social (la economía política-con la dimensión “micro” de la experiencia individual) con la enfermedad mental.

1 comentario en «La pobreza como determinante de los niveles de salud.»

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