La cultura del hombre de los andes..

La constatación de la existencia de dos realidades sociales y culturales del Perú, la cultura occidental y la cultura andina, no parece ser suficiente para darse cuenta, desde nuestro extremo sofisticado y cientifista, de las profundas raíces culturales de millones de personas que mantienen su individualidad sociológica  en el Ande.

Durante toda la colonia, las dos culturas del Perú permanecieron separadas en lo social, en lo económico, en lo político. Culturalmente se mantuvo esta aparente dicotomía que en su injusta y cruel asimetría obligó al grupo andino a refugiarse en sus raíces más profundas e instintivas. Durante los últimos cien años, sin embargo, la cultura occidental, nuestra cultura, ha hecho un permanente esfuerzo, diversamente intenso y diversamente sincero, de “integrar” estas dos realidades en una sola resultante nacional. Pero más que “integración”, la asimetría ha continuado y la homogenización se está llevando a cabo a expensas de la destrucción progresiva de la cultura autóctona.

Buena, mala o indiferente, esa es la situación. cuando bajo. Se destruye la cultura indígena bajo la bandera del progreso y de la civilización. Al igual que hace cuatro siglos, el signo de la Cruz se destruyeron profundos valores culturales que diferían de la civilización conquistadora, la bandera del progreso destruye ahora indiscriminadamente lo bueno y lo malo de la cultura indígena en una de las peores agresiones culturales de la historia. Porque es una agresión hecha a sabiendas, que ni siquiera puede escudarse en la ignorancia que hoy disfraza el crimen español de antaño. La cultura dominante no se ha tomado siquiera cuidado de estudiar realmente los puntos de vista del hombre andino. Y lo poco que se sabe y que se va aprendiendo por el heroico esfuerzo de un puñado de sociólogos, no llega aún a penetrar los niveles de decisión que dictan las leyes y establecen las políticas llamadas de “integración nacional”.

Todo se dice para justificar esta situación; y uno de los más frecuentes alegatos para dominar al indígena y decirle lo que tiene que hacer es el calificarlo de deficiente intelectual sin tener en cuenta que, en el plano de contacto intercultural, la apreciación de la inteligencia individual puede fácilmente sufrir gravísimas tergiversaciones. Si como inteligencia vamos a entender la capacidad de funcionar adecuadamente dentro de un grupo social, yo no quisiera ser juzgada por un grupo de observadores campesinos al tratar de sobrevivir y progresar aislada dentro de la cultura campesina, incapaz como soy de incorporarme realmente a su forma de ver el mundo y totalmente ignorante de muchos elementos culturales que permiten el funcionamiento individual en ese nivel. Por la misma razón, solamente en época muy reciente (y no ciertamente por los años cuarenta) estamos aprendiendo a juzgar adecuadamente las capacidades intelectuales dentro de la cultura sumergida.

No es extraño que el hombre aislado en la soledad del campo, en la crueldad de la mina o en el destierro de la plantación pudiera incurrir en el abuso del consumo de la coca. Todo desarraigado de su comunidad o de su cultura apela a recursos escapistas. Dígalo si no el alienado, el desterrado, el solitario, el desarraigado occidental que recurre al alcohol o cigarro y más……………………