Humillación y entrenamiento a los animales para una vil diversión

Lo que llaman “entrenamiento” es imponer una conducta impropia, aberrante y absurda en muchos casos, a los animales escogidos, con objeto de buscar provecho personal o por propia vanidad. Los animales tienden a obedecer y se someten a esos tratos; aunque contradigan sus instintos. Así sucede por su capacidad de amor y servicio hasta para quienes lo maltratan.

Hay entrenamientos que ridiculizan y envilecen a los animales, los ponen en peligro, los hacen más feroces y carnívoros, según las conveniencias de quienes los entrenan. Esto no se refiere sólo a los exhibidos en el circo. Todos ellos son sacados de su medio ambiente, obligados a vivir en lugares impropios una vida triste y desdichada. Vean por ejemplo, a los tigres y leones que recorren de un lado a otro y continuamente sus jaulas en los zoológicos, los monos, vestidos con ropas humanas, los osos equilibristas , perros adiestrados que saltan a través de un aro de fuego, caballos entrenados para las carreras que sólo corren hacia un lado de la pista. Estos parecen ser los animales más felices entre todos los humillados y atrapados; sin embargo, algo bueno queda de la convivencia con los humanos por muy mala que sea la experiencia: Siempre, hay un aprendizaje.

Con respecto a la interrogante que muchas personas es si;  ¿sienten los animales?, la respuesta es que SÍ. ¡Se asombrarían al darse cuenta de la inteligencia que ellos tienen, de su lealtad y amor! Nunca menosprecien al Reino Animal por considerarlo inferior, no abusen de él, ni lo exploten debido al poder que ustedes tienen para dirigirlo y controlarlo, lo cual debe ser siempre para bien y nunca para mal. Ustedes son colaboradores en la gran obra de la creación: Por lo tanto, deben orientar y dirigir a sus hermanos menores, ayudarlos, amarlos y jamás humillarlos, rebajarlos, envilecerlos, martirizarlos y sacrificarlos.

El ser humano debe saber y comprender la relación que tiene con todos los seres vivientes, para adquirir un comportamiento correcto de reverencia a la vida.