El mercado del placer o prostitución del latín prostituire (comerciar, traficar), prostituirse quiere decir ofrecer el cuerpo para fines sexuales, a cambio de dinero u otros bienes o servicios. La prostitución masculina toma más presencia no solamente por la mayor tolerancia a la homosexualidad, sino evidencia los conflictos de muchas mujeres, que recurren a estos hombres porque se sienten insatisfechas en sus relaciones. Comerciar, traficar, vender, ¿cuál es el objeto de este singular negocio? ¿Qué se busca en este encuentro entre un varón y una mujer en el que no media ninguna otra relación que no sea la establecida por los servicios prestados y por el dinero pagado? Probablemente, éste es el aspecto que pone en contradicción la sexualidad vivida en la pareja amorosa y la relación entre la prostituta y su cliente: la ternura y la reciprocidad del placer, la emotividad, la sustituye el acuerdo de servicios pagados.
Cuando el hombre está solo, cuando le es difícil o hasta imposible construir o sostener una relación entre dos, cuando se sabe que, con su pareja estructurada no puede dar “rienda suelta”, a sus deseos que, quizás, bordean lo perverso; cuando la insatisfacción le tiene siempre mal, entonces “alquila” por unos momentos un cuerpo que le permite sentir placer. Porque algo que caracteriza a mujeres y varones, es su perenne búsqueda de lo gratificante y placentero. Pese a la enfermedad y el sufrimiento, más allá de las calamidades, al ser humano le mueve el deseo de lograr el bienestar total y el goce absoluto. Sin lugar a dudas, cada mujer y cada varón viven múltiples situaciones y experiencias gratificantes y placenteras, que proveen de sentido a la vida.
El matrimonio o una vida de pareja estable y supuestamente armoniosa no garantizan, de modo alguno, el placer y la satisfacción de la pareja. A lo mejor, tanto el varón como la mujer poseen historias conflictivas en su sexualidad, que les impide vivirla con libertad y satisfacción. Existen mujeres que no han legitimado un ejercicio placentero de la sexualidad o mujeres que se niegan a la libertad de gozar en la intimidad, las fantasías y los deseos; se transforman en “malas compañeras sexuales” , que crean compañeros o esposos insatisfechos. A ello se añade la situación social y religiosa de la sexualidad femenina.
También cuentan los varones solos y aquéllos a quienes resulta difícil, hasta imposible, construir una relación estable y sostenerla con el tiempo. Y los que, por “antiguas fallas” en su sexualidad se muestran impotentes o cierta disfunción sexual con su pareja y son lo contrario con la prostituta. Existe el grupo de quienes con sus esposas no pueden realizar ciertas prácticas sexuales ya que ellas no se la permiten pues no les agradan, porque atentan contra su pudor o porque, al ser consideradas perversas, contradicen lo que la cultura dispone para el ejercicio de la sexualidad.
La prostitución termina transformándose en una suerte de súper-mercado al cual cualquiera puede acudir para satisfacerse, llenar un vacío, realizar sus exigencias y secretas fantasías. Desde las creencias sociales, “…la prostituta es la gran maestra: ella sabe todo y es capaz de todo. Tras el guiño de un ojo está la invitación al encuentro. La apertura provocativa de un escote o la cortedad de la falda aseguran el placer. Con sus labios rojos llama, convoca, invita a un placer del cual ella se presenta como la dueña absoluta…”
“Felices por esos hombres y mujeres que anteponen su cuerpo como un regalo sagrado y no descienden a un nivel tan oscuro y vacío como cualquier adición”
1 comentario en «El mercado del placer o prostitución…..»
Uno de los mejores articulos que lei sobre el oficio mas antiguo
y el mensaje al final es un sello de oro
me encanta como escribis nena y transmititis lo que sos.
Sos un cielo
me casaria contigo 😉