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El stress de la vida moderna y sus remedios

La vida cotidiana del hombre civilizado nunca ha sido tan fatigosa, turbulenta e irritante como ahora; nunca han existido tantas depresiones de tipo nervioso, ni tantas neurosis acompañadas de angustia o infartos de miocardio; jamás ha habido tanta violencia, tantas personas dispuestas a pelearse e incluso a golpearse u otras formas de agresión por puro nerviosismo y a causa de asuntos sumamente triviales.

Por todo ello, en esta época agitada en la que tantas inquietudes de todo tipo atormentan a este hombre preocupado por su porvenir, necesitamos más que nunca una higiene que, tanto en el plano físico como en el plano espiritual, esté a la altura de las nuevas condiciones de vida, y haga frente al stress de la sociedad actual.

Esta búsqueda de un real equilibrio se hace imprescindible para que no caigamos en ese desequilibrio que se cobra tantas víctimas a diario.

Lo que pretendo hacer notar ante todo, es la necesidad de explotar nuestros propios recursos interiores, las fuerzas de la mente, que no son ni imposibles de descubrir, ni difíciles de explotar, y que pueden resumirse en los siguientes principios esenciales:

  1. Vencer la hemorragia nerviosa.
  2. Saber exteriorizarse.
  3. Saber descansar por medio de una completa relajación corporal y mental.

Para lograrlo debemos contar con el auxilio de nuestra voluntad e imaginación, por medio de un entrenamiento progresivo y constante que nos conduzca a una gimnasia mental cuyo beneficio es poder adentrarnos en nuestro ser, encontrándonos a nosotros mismos (meditación) es una técnica que se logra de a poco pero es para siempre, sí, así lo queremos.

La vida es una lucha cada día más penosa que, al multiplicar las emociones, inquietudes, y preocupaciones, es causa de fatiga y de desequilibrio nervioso. El agotamiento, acompañado de reacciones de tipo emotivo, es la principal causa de nerviosismo que podría llamarse el mal del siglo. Nos dejamos arrastrar por el torbellino de la vida moderna sin siquiera tratar de organizar nuestro comportamiento, sin entender que a condiciones vitales nuevas corresponde un modo de vida distinto del que nos ha sido legado por la tradición.

El ser humano no se adapta a la vida que lleva en la actualidad, con su ritmo excesivamente rápido, sus choques, ruidos, alimentos adulterados, ambientes contaminados, placeres violentos y, muy a menudo, sus deplorables condiciones de trabajo.

La gran distorsión existente entre los ritmos de evolución del hombre y de la máquina adquiere hoy una excepcional magnitud, no sólo por la transformación tecnológica, sino principalmente debido a que, de un modo paralelo, aumenta la incertidumbre del hombre y se incrementa su desequilibrio.

1 comentario en «El stress de la vida moderna y sus remedios»

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