Gracias a las importantes investigaciones que últimamente se han llevado a cabo, asistimos a una progresiva regresión de numerosas enfermedades que antes se consideraban incurables o muy peligrosas, y de este modo, diariamente se acrecienta el número de males que están en vías de desaparición.
Todo un volumen no alcanzaría para enumerar los progresos que tanto la medicina como la cirugía han realizado durante los últimos años.
Pero, al mismo tiempo, esta vida moderna a ultranza, agitada e inquieta, ha dado lugar al mayor drama del hombre contemporáneo, que se ve obligado a vivir en condiciones que él mismo ha engendrado y a someter a la disciplina que esta vida le impone, dejándose arrastrar por un infernal torbellino cuyo ritmo se acelera sin cesar. En efecto, a medida que aumenta el bienestar material, el individuo experimenta nuevas necesidades, es tanto que la aceleración del ritmo de vida implica mayores riesgos de perturbación y desequilibrio.
Otro rasgo importante de nuestro tiempo es la inseguridad que existe en todos los campos (político, social, económico, etcétera), que provoca una inestabilidad y una angustia más o menos intensa y más o menos consciente, según el temperamento de cada persona. Por todo ello se ha creado una patología, de las enfermedades psicosomáticas.
Por supuesto, no se puede comparar la vida de un obrero, o la de un telefonista, con la de un gerente de una empresa ni con la madre de una familia numerosa, pero sin embargo todos ellos son víctimas de una fatiga similar. En la actualidad esa fatiga ha cambiado de rostro por completo. Antes era principalmente física; hoy en día es esencialmente nerviosa y psíquica. Y conduce con rapidez a la depresión, que es un factor de agotamiento, insomnio, inquietud y desequilibrio psíquico y físico.
La fatiga nerviosa depende del mal funcionamiento de los centros reguladores situados en la base del cerebro, y más especialmente del hipotálamo, responsable de nuestra vida afectiva e instintiva, cuya acción repercute sobre toda la actividad nerviosa y sobre el equilibrio endocrino.
¡Cuántas enfermedades orgánicas se presentan como consecuencia del desequilibrio nervioso! Tal es el caso del infarto, de la hipertensión arterial, de los trastornos del corazón, de ciertas formas de reumatismo, de las ulceras de estómago, etc.
Estas son, por otro lado, enfermedades que pueden desencadenarse a causa de fuertes emociones o alteraciones afectivas. En razón de la estrecha vinculación que existe entre lo físico y lo psíquico, el médico nunca puede olvidar que está tratando con un ser humano total, y que no se ocupa de atender tan sólo a un individuo sino a un miembro de la colectividad.
La medicina se basa en el estudio del hombre en su totalidad, tanto en estado normal como en estado patológico. Así, pues, la medicina se sitúa en una real encrucijada en la que se imbrican ciencia pura y humanismo por un lado, y economía y sociología por el otro.
Por todo ello, este diálogo reviste una importancia cada vez mayor en cuanto a sus consecuencias físicas, sociales, morales y económicas.
«Antes el mal del siglo era el hambre, pues eso sigue igual, sólo que se le añadió la depresión y la soledad y por ende las enfermedades psicosomáticas»
Una de las víctimas de este terrible mal fue nuestro inolvidable y siempre muy querido Robin Williams ♥, hay millones de personas en estado de depresión y de adicciones, es un deber ayudarlos…….nadie está libre ↨
4 comentarios en «El mal del siglo»
Que importante es saber con quienes nos rodeamos y mas aun con quien compartimos a diario nuestra vida..,como así también cuan relevante es saber analizar siempre nuestro comportamiento, para poder reparar y crecer al compás de nuestros errores y virtudes, haciendo de esa manera un estilo de existencia con mayor posibilidad de estar equilibrado en cuerpo y alma.
Pensemos siempre en el bien,,,la venganza y el odio nos destruye limitándonos a producir un efecto negativo en el prójimo (y que siquiera en ocasiones eso logramos ya que pueden matarnos con la indiferencia) en vez de aprovechar el tiempo para lograr nuestra propia felicidad.
Gracias por tu belleza, tanto fisica como espiritual.
Sos mi sol de cada mañana.
Sabias palabras Horacio, todo actitud negativa tan sólo repercute en nosotros mismos, es hermoso hacer sonreir a un ser humano, se siente más hermoso que reir solos por lo que fuese, ya saber que eres un instrumento para alegrar la vida de un ser humano te hace sentir humano. Agradezco tu bello comentario- 🙂
Muy bueno lo que escribes.. Es una gran verdad, aún más ahora porque esta Pandemia es tierra fértil para muchas personas que ahora y pronto caerán en estados depresivos, debemos poner mucha atención en quienes nos rodean.
Tal cual Hugo, y lo estamos viendo ya en muchos famosos que llegaron al suicidio en esta pandemia y hay miles de no famosos . Nada cuesta una sonrisa y frases de apoyo…
Luego puede ser tarde. Un abrazo 🙂