La serpiente del egoísmo……

Una de las conductas negativas del ser humano en su evolución, es el egoísmo. Esta palabra significa ocuparse sólo de uno mismo y quererlo todo para sí. Poner limitaciones a los demás con objeto de beneficiarse personalmente y sacar provecho en toda ocasión.

El egoísmo es una forma despiadada de encarar la vida y también una manera de aislarse del encumbramiento, pues quienes lo tienen ponen barreras de acaparamiento a su alrededor de las cuales, a lo largo del tiempo, terminarán por atraparlos en la infelicidad. Es porque el egoísta se va quedando solo y acaba en el desamor de un campo bien árido al final, en el que nadie lo ayuda pues lo que das eso mismo recibes.

Por haber falta de amor, se van secando las raíces ya que luego, el egoísta no encuentra con que regarlas. Esto conduce a la desventura de un campo desierto donde, cuando llega la hora de la retribución, las voces claman; pero nadie responde. No hay castigo en ello sino una lección por aprender, del amor infinito. Tanto das, Tanto recibes. Quien no supo amar sino a sí mismo encontrará luego las puertas cerradas a todas las manifestaciones de ayuda y afecto en su prójimo, que se desentenderán de él.

Pero: ¿Quién es el prójimo? Todo ser viviente sobre la tierra: Esto no se refiere solamente a los seres humanos que pueblan el planeta sino también a los animales y a las plantas, a cuanto vive, late, se expresa. Son bastantes las personas que reciben amor de los animales, perros y gatos por ejemplo. Esos hermanitos menores compensan, con amor, a las personas que los cuidan porque amor dieron y así lo merecen. Si alguna vez amas a cualquier forma de vida, ella te devolverá su amor multiplicado cuando más le necesites, en todo momento. Los animales que están bien cuidados y tratados son maravillosos seres de amor.

En cuanto al amor que devuelve el prójimo humano también es magnífico. Tengan en cuenta que siempre hay buenas cosechas cuando se plantaron bien las semillas: pero, para tener una maravillosa cosecha, no ha de haber egoísmo alguno en el momento de ir sembrando por la vida.

Porque esa apariencia o defecto seca las raíces, sucede entonces un prolongado estancamiento. Algunas plantas aparentemente engordan con el agua que queda en la tierra y logran absorber; pero, cuando ya se ha secado todo y no hay más de donde sacar, es porque la energía del círculo, llamada Karma, regresa multiplicada a los seres humanos y entonces casi nada por hacer. El karma sólo significa: Todo lo que das, bueno o malo, eso mismo se te devuelve.

El egoísmo es como una serpiente de mil cabezas por las muchas expresiones que tiene. Si le cortan una de ellas, brotará otra cabeza y otra más por un lado distinto e insospechado. Por ejemplo: hay egoísmo en el orgullo solapado de manera indirecta, en la violencia, la calumnia, la venganza. Quien es celoso también manifiesta egoísmo por lo negativo y exclusivista.

Ciertas actitudes sociales son terriblemente egoístas como por ejemplo: la venganza, que puede llevar a muchas formas de hacer daño. También en la indiferencia, esa condición por la despreocupación que lleva hacia el prójimo. Al indiferente, no le interesa lo que le pueda pasar a otras personas y se despreocupa de todo.

¿Por qué hay egoísmo en la humanidad?: Esto se debe a que tiene fuertemente el miedo en su mente y éste limita su pensar, su sentir, con enfoques errados y muchos temores que la inhiben de todo lo realmente es usted, como ser divino. El constante miedo por desconfianza y falta de visión crea una actitud defensiva de protección que guarda todo para sí y siempre arrebata porque a su mente le falta amor, su mente lo domina, en vez de que sea al revés, su mente se vuelve una herramienta de tortura que usted no puede parar, la mente es una herramienta valiosa para usar para bien y luego desechar. Más del 90% de los pensamientos negativos son producidos por la mente, por ese ruido mental que sólo le trae infelicidad.  De ahí que anda siempre peleando por lo que cree sus propios derechos y posesiones.

¿Cuál es la solución? Educar a la mente a que se va integrando al “Yo Divino” , acepte esa superioridad, le dé el mando, y se deje conducir como un instrumento de la Divina Sabiduría. Entonces se acabará toda limitación, se desvanecerán los temores, mejorará su propia vida, irá desapareciendo el egoísmo tan destructivo.

Mientras así no suceda, el ser humano no podrá vivir con alegría ni paz, porque el egoísmo es quien trae la guerra, la violencia, la infelicidad, y el desastre tanto a nivel individual como colectivamente. La última piedra por quitar en el rio de la vida es el egoísmo que en todas partes está con distintas formas solapadas de expresión.

Ayudar a los demás debe ser una obligación, pero con prudencia, altura y serenidad manteniéndose siempre a un mayor nivel para que pueda tener efectividad.

«Quien ayuda a otros; olvida sus penas y sufrimientos; y abre un camino maravilloso delante de sí, que será su recompensa. En eso consiste amar al prójimo como a uno mismo».